Estimados lectores,
Como padre y como abogado, no han sido pocas las veces que he podido comprobar la facilidad con la que es posible influenciar las vivencias, los recuerdos y por qué no los deseos y las declaraciones de una criatura. Largos y serios estudios de psicología infantil relatan y dan pruebas al respecto.
En este mundo en el que los medios forman, conforman y transforman nuestros días, no resulta una excepción que nosotros, sus víctimas terminemos por creer y conjeturar situaciones falsas, simplemente generadas con propósitos que desconocemos.
No es pura casualidad que en el plan sistemático de difamación de nuestra justicia, se involucre con ello a la iglesia y a sus servidores. Si perdemos la confianza y la fé en los valores que nos sostienen, poco podremos discernir entre verdades y mentiras. Y las mentiras, querido lector, son las que se necesitan. Es muy simple, a falta de pruebas para condenar a hombres de bien, se deben crear otras.
Se han puesto de moda las acusaciones de pedofilia. Comenzaron a utilizarlas, asesoradas por colegas oportunistas mujeres pudientes en jucios de divorcio, con excelentes resultados. En los Estados Unidos de América, los archivos judiciales están plagados de estos casos, que en su mayoría favorecieron al demandante. Por qué no entonces aplicar el método en otros campos?
Las criaturas, poseen una fantasía fácil de manipular y los adultos, no pierden el tiempo. Desgraciadamente, cientos de hombres en el mundo han perdido literalmente sus vidas, debiendo abandonar todo, familia, profesión, ciudad, debido a los testimonios armados que "se pusieron" en boca de los inocentes querellantes.
Qué significa manipular a un menor, para utilizarlo en la detracción de un hombre?. Qué significa crearle recuerdos nocivos y repugnantes en favor del propio provecho?. Qué significa ocasionarle dolor imponiéndole recuerdos perversos que lo acosarán de por vida? Cuáles son las secuelas que quedarán en ellos, en su personalidad y destrozarán su futuro?
Como abogado, puedo asegurar y afirmo, que esta conducta inmoral sólo puede catalogarse de abuso y he aquí el verdadero crímen.